Pues ya han llegado las vacaciones, aunque sean entre comillas.
¿Os acordáis de esos días en los que no se podía salir a las calles de Alicante por el calor? ¿De semanas en las que no había nada que hacer? Se acabaron hace mucho. El primer trimestre escolar acaba antes o después, pero casi no nos hemos dado cuenta de todo lo que ha ocurrido desde que allá por septiembre comenzamos las clases tras la época estival. En mi caso, somos un curso que los profesores llaman “terminal” (es como si nos dijeran que somos pacientes terminales…). Es decir, que después de este curso cambiarán asignaturas, horas de clase, etc y todo será distinto, así son las leyes de educación. Eso quiere decir que quien no apruebe este año tendrá un problema de los gordos, porque si el año que tiene tiene que cursar de nuevo una asignatura, quizás no pueda y tenga que repetir todo. Es injusto, pero es así.
Por tanto, con la mentalidad de quien sabe que se dirige a un callejón con una sola salida, mis compañeros y yo afrontamos estas vacaciones con mucho trabajo por hacer, varios exámenes para estudiar y sabiendo que a partir del 7 de enero nos la jugamos, y nos la jugamos de verdad. Ya no hay vuelta atrás. Para colmo, nuestro último trimestre es de prácticas, por tanto el curso realmente acaba en febrero o principios de marzo.
Habrá que jugársela.